Por estas fechas, todos tendemos a hacer un balance del año que se va y a plantarnos que es lo que nos gustaría ver hecho durante los próximos 12 meses.

La mayor parte de las personas pasamos el momento del balance muy por encima y enseguida nos lanzamos a definir cuales serán los objetivos del próximo año. Por regla general, dedicamos poco tiempo a lo que hemos hecho y si nos paramos en algo suele ser en aquello que podríamos haber hecho mejor.

Este año te propongo que cambies el orden. Dedica tiempo al balance pero además fija tu atención en lo que SI funcionó. Lo que pudo ir mejor lo sabes de memoria. Ya lo has analizado cientos de veces y probablemente tengas claro lo que tendrías que haber hecho de forma distinta.

Este año te propongo que dediques el tiempo a buscar todo aquello por lo que te puedas sentir orgulloso. Aquello que hiciste bien, que te costó esfuerzo y que una vez conseguido te sentiste contento de haberlo hecho.

No tienen que ser grandes cosas, puede ser algo tan simple como atender a un familiar o un amigo que te necesitaba o acabar ese proyecto que te costó tanto. No busques la invención de la rueda, piensa simplemente en aquellas cosas que tuvieron una incidencia positiva en tu vida o en la de los demás.

Te ofrezco una serie de preguntas sobre las que reflexionar que te pueden servir de ayuda para que no se te pase nada por alto.

¿Qué ha pasado en tu entorno familiar?
¿Qué es lo más positivo que ha pasado durante 2017?
¿De qué te sientes más orgulloso?

En tu vida profesional, ¿qué has conseguido?
¿Qué fue eso que te parecía difícil pero que fuiste capaz de conseguir?

¿Cómo han sido las relaciones con tus amigos?
¿Qué es lo que te ha hecho disfrutar?

¿Cuáles han sido las cosas que te han hecho más feliz?
¿Qué ha sido lo que te ha hecho vibrar?

Cuando sientas que tienes bien definidas todas las cosas que has logrado durante el 2017, toma 20 minutos de tu tiempo y escríbelo con todo lujo de detalles. Vacía en el papel todas tus sensaciones y pregúntate ¿Qué hiciste tú para conseguir todo eso? ¿Qué pusiste de tu parte?

¿Cómo te sientes después del ejercicio y qué has aprendido?

Tenemos la costumbre de fijarnos en lo que no funciona. Damos vueltas y vueltas a lo que no ha salido según nuestro nivel de exigencia y tratamos de aprender de ello. Es un buen método de aprendizaje, con este análisis podemos identificar aquellas cosas que tenemos que modificar o simplemente no repetir.

Pero, el aprendizaje está también en lo que SÍ ha funcionado y, sin embargo,  a esa parte no le dedicamos el tiempo necesario. Cuando te das tiempo para analizar qué es lo que ha funcionado y además defines qué es lo que has hecho tú para hacer posible el éxito  estás haciendo una “Best Practice” contigo mismo. Estás recogiendo información útil que puedes implementar en otras áreas de tu vida para conseguir resultados similares.

Aprender de lo que hemos hecho bien, es una manera muy efectiva de aprendizaje. Nos hace conscientes de las herramientas y los métodos que SÍ funcionan. Nos da confianza en nosotros mismos : “Si ya lo hemos hecho una vez, podremos seguir haciéndolo”. Y eso nos hace más efectivos, nos sube la autoestima y nos motiva.

Por todo eso,  este año, te propongo que antes de fijar tus objetivos para el 2018, dediques una tiempo razonable a pensar que es lo que has hecho bien durante los últimos 12 meses. El darte cuenta de todo lo que has sido capaz de hacer, no solo te pondrá de un humor estupendo sino que, además, hará que tus objetivos para el 2018 sean más exigentes y la mismo tiempo tengan más posibilidades de cumplirse.